Buenos Aires - 3
Ya
en 1922 el Comisariato General para los Emigrantes en Zagreb emprendió medidas
para proteger a los emigrantes mientras viajaban a través del océano. Estas
medidas tenían forma de contratos, que las empresas navieras tenían que firmar
si querían adquirir el derecho a transportar a los emigrantes desde el Estado
de los Serbios, Croatas y Eslovenos (SHS) al extranjero. Aparte de las medidas
de seguridad habituales y la prohibición de empleo a bordo durante el viaje, el
contrato contenía una cláusula, según la cual la compañía naviera se comprometía
a disponer de 15 pasajes gratuitos de vuelta en cada uno de sus barcos para los
inmigrantes que quisieran retornar a los puertos europeos de desembarque. La
decisión sobre el reparto de los beneficios a repatriados fue dejada a las
Delegaciones para los Inmigrantes en Washington y Buenos Aires. Además, el
Comisariato para los Emigrantes en Zagreb y el Ministerio de Asuntos Sociales
tenían derecho, en virtud del contrato, de ubicar en el barco, en ambos
sentidos de viaje, a su Delegado para los Inmigrantes, con el derecho a
transporte gratis en Primera Clase.
Las
agencias de buques de vapor en Buenos Aires, cuyas empresas habían firmado el
contrato en 1923, cumplían sin objeción las órdenes de embarque emitidas por la
Delegación para los Inmigrantes. Antes de su partida, Marčetić visitó conmigo
todas las agencias, presentando y recomendándome a sus directivos. Es por eso
que más tarde, cuando me encontré con un gran número de pedidos no resueltos de
repatriación gratuita, principalmente de inmigrantes de nacionalidad croata,
fue difícil de entender si la distribución escasa que hacía Marčetić de estos
beneficios era para proteger los intereses de los armadores; si se trataba de
un descuido administrativo o, tal vez, lo hacía por razones de carácter
político. Cualquiera sea la razón, lo que hizo en aquellos tiempos difíciles no
tenía excusa.
Es
por eso que desde el primer día me preocupé de que se ocuparan los 15 sitios
permitidos. Revisé las peticiones no resueltas, las puse en orden cronológico y
con la ayuda leal del secretario Tommaseo comencé a resolverlas. Suprimí el
pago de tasas administrativas, que la Delegación cobraba a los repatriados, y
cubrí el faltante con los fondos, que por el importe de 100 dólares por mes,
ponían a disposición para mis viáticos. De los mismos recursos le proporcionaba
una ayuda a los repatriados que no tenían suficiente dinero.
Ese
proceder mío rápidamente se hizo conocido entre los inmigrantes y en la
Legación. En relación con esto, me invitó el ministro Dr. Strážnický. Me
felicitó por mi trabajo y me dijo que me podría presentar al Ministerio de
Relaciones Exteriores argentino como miembro del cuerpo diplomático, lo cual
agradecí pero no acepté. Era consciente de que mi nombramiento en Buenos Aires
era temporario y relacionado con la persona del ministro Preka, así que cuando
él partiera, también yo me tendría que ir. Además, yo tenía el ferviente deseo de
seguir mis estudios superiores, y esa era una oportunidad de ahorrar con ese
propósito, al menos parte de los fondos necesarios, mientras que formar parte
del cuerpo diplomático me hubiese costado dinero para tener el equipo adecuado.
Entre
los inmigrantes mi proceder tuvo como consecuencia de que llegaban cada vez más
pedidos para el regreso y que la gente comenzó a visitarme. Yo los recibía
personalmente, mientras que el anterior delegado lo hacía muy raramente. Como
la mayor parte de los solicitantes no podían escribir su presentación en forma
adecuada, le pedían ayuda a conocidos que sabían escribir, quienes
presumiblemente por una pequeña recompensa, escribían las solicitudes. En un
momento empecé a recibir un mayor número de solicitudes, que comenzaban con el
encabezamiento, "Su Majestad Señor Inmigrante!". Averigüé y me enteré
de que era un escribiente (equivalente a un gestor en estos días) quien
afirmaba -y la gente le creía-, que "sabía" escribir bien las
solicitudes, y que por eso eran resueltas de forma rápida y conveniente. Tal
vez él mismo creía que el título halagador, con el que comenzaban sus
solicitudes, tenía influencia en las resoluciones rápidas.
En
Uruguay y Brasil también se enteraron de la posibilidad de la repatriación, así
que una vez que los pasajes estaban aprobados, teníamos que reservar los
lugares en los barcos, que serían abordados por los repatriados en los puertos
de Montevideo y Santos según correspondiere.
Durante
el tiempo de mi servicio envié desde los puertos de los océanos Atlántico y
Pacífico de Sudamérica a varios miles de inmigrantes de regreso, quienes
estaban en situaciones lamentables, algunos con las familias, no haciendo
distinción de nacionalidades.
Con
el personal del Consulado no tenía contactos, salvo algún raro contacto
oficial. Me habían advertido que el Ministerio del Interior había enviado desde
Belgrado a Buenos Aires al montenegrino Basilio Burić con la tarea de
supervisar políticamente al total del personal de la Legación, Consulado y de
la Delegación para los Inmigrantes, y como entre nosotros no había más que
croatas y eslovenos, todos lo evitábamos.
Poco
tiempo después de que me mudé de Montevideo a Buenos Aires, también lo hizo mi
amigo Mate Rebac. Poco acostumbrado a la disciplina de una oficina, decidió no
buscar empleo y en su lugar dedicarse al trabajo político. Comenzó publicando
el periódico "Hrvatska Misao - El
Pensamiento Croata" y obtuvo el apoyo de los miembros del "Hogar
Croata", fundado en 1928 en Montevideo. Los miembros de la Sociedad venían
de todas las regiones de Croacia, y eran principalmente agricultores de
Herzegovina, simpatizantes del HSS-Partido Campesino Croata, y algunos de ellos
eran miembros de ese partido en su patria. El primer, y todavía activo
presidente de la sociedad era José Papo, judío sefardí de Sarajevo, de
orientación croata. En la segunda mitad del año 1930, Rebac creía que Argentina
le ofrecía mayores oportunidades para la actividad política, y se trasladó a
Buenos Aires, donde continuó publicando su periódico. Estando todavía en
Montevideo, y más tarde en Buenos Aires, publicó en su periódico "Hrvatska Misao - El Pensamiento Croata"
algunas de las contribuciones que yo escribía, sin firmar, y ya en Buenos Aires
a veces, cuando podía, lo ayudaba para que el periódico se pudiese imprimir.
Dr. Vjekoslav Vrančić – Defendimos al Estado
Estudios
Migratorios Croatas cuenta con el apoyo de la Oficina del Gobierno
croata para los croatas fuera de la República de Croacia a través del subsidio
otorgado por ese organismo a FEPAI - STUDIA CROATICA http://www.hrvatiizvanrh.hr/hr/natjecaj/95/donijeta-odluka-o-raspodjeli-sredstava-za-udruge-i-zajednice-hrvatskog-iseljenistva-u-juznoj-americi-i-juznoafrickoj-republici-za-2014
Traducción realizada por el magister José María –Joza– Vrljičak
Copyright © All Rigths Reserved - Todos los derechos reservados - Sva prava pridržana
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El magister José María –Joza– Vrljičak es el director de la revista Studia Croatica desde 1994.
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